Los aztecas
creían que las almas no morían, sino que continuaban viviendo en un lugar
especial para que finalmente descansaran. Los bondadosos dioses habían creado
este mundo ideal llamado Mictlán o Lugar de la Muerte, un sitio oscuro, pero no
necesariamente lóbrego o melancólico. Aunque el viaje para llegar ahí era largo
y penoso.
Los espíritus
podían descansar plácidamente ahí y esperar, hasta el día en que podían
regresar a sus antiguos hogares terrestres y visitar a sus parientes vivos. Se
creía que aunque esos parientes no podían verlos, definitivamente podían
sentirlos.
Las almas
dejaban Mictlán y se dispersaban por sierras, planicies y desiertos. Sus
instintos los guiaban a sus antiguos hogares. Durante esta jornada no
encontraban los terribles obstáculos que habían sorteado para llegar a Mictlán;
al contrario, como si estuvieran de vacaciones, su viaje era muy placentero.
Sus parientes vivos los ayudaban esparciendo flores aromáticas, que emitían una
esencia que viajaba por el aire, guiando a las almas de los difuntos hacia el
lugar en que les aguardaba un banquete.
Entre las
comunidades indígenas, sigue muy arraigada la idea de que en el más allá se
otorga al difunto licencia para visitar a sus parientes que aún viven en el
mundo terrenal; se trata de un huésped ilustre al que hay que agasajar y
brindarle toda clase de atenciones.
Actualmente
se cree que es una fiesta para comer, no sólo para las ánimas, sino también
para los vivos. A esto se debe que en estos días se haga derroche de deliciosos
y en algunos casos, muy elaborados platillos tradicionales.
La ofrenda de
origen indígena, se une con las flores y velas de la costumbre criolla y se
elaboran altares donde se rezan oraciones para los difuntos.
Cada familia
hace ofrendas para sus propios muertos y éstas serán más o menos importantes
según la situación económica. Aunque celebradas generalmente en familia, las
ofrendas poseen también un carácter comunitario y las ofrendas importantes
atraen a centenares de personas.
Entre más gente esté presente, más honradas se
sentirán las almas de los difuntos, puesto que eso es una prueba segura de que
durante su vida fueron y tuvieron muchos amigos.
Puede
ser adornada con papel picado, papel de china o algún mantel blanco, donde
descansan también figuras de barro, incensario, flores comida y hasta dulces y
juguetes para las almas pequeñas y cigarros o mezcal y tequila para recibir a
las ánimas grandes. Así nosotros recibimos y agasajamos a nuestros difuntos. Les
mostramos nuestro recuerdo y nuestro cariño.
Eso es todo por hoy... mañana los elementos de una ofrenda y sus significados

orales vaya que te estas volviendo todo una eminencia, te felicito, y que le sigas echando ganas, que muy pronto empesaran a llegar las felicitaciones, y por montones, tu nada mas no te achicopales ^.^
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